domingo, 21 de septiembre de 2014

En defensa de las sanguijuelas

En vista de que en el juicio público contra el mulero sin nombre, a este se le puso el apodo de sanguijuela ―para poder reconocerlo― quiero dejar sentada mi más sentida protesta al considerar que, con este deshonroso acto de remoquete, salen mal libradas las sanguijuelas. Para que no se estigmatice de nuevo a estos animalitos, debo aclarar lo siguiente:

Una sanguijuela nunca está sedienta de sangre.
Una sanguijuela no es asquerosa.
Una sanguijuela no es resbaladiza.
Una sanguijuela no es peligrosa.
Una sanguijuela no es negra como la mano negra.
Una sanguijuela no le rompe la cara a nadie.
Una sanguijuela no necesita ser defendida por dos renegados y una verdulera.
Una sanguijuela no carga al hombro un costal de muertos.
Una sanguijuela no habla mal el castellano.
Una sanguijuela no le roba a nadie.
Una sanguijuela no tiene tres huevos.
Una sanguijuela no levanta falsos testimonios y mucho menos miente.
Una sanguijuela nunca sale huyendo como los cobardes.

Víctor Rojas

Jönköping 21 de septiembre de 2014.