miércoles, 19 de noviembre de 2014

Presentación de Yo te ailoviu mucho en París.


Por segunda vez hago el lanzamiento de un libro en París. En verdad, una infinita alegría me embarga en esos eventos donde comparto la palabra con amigos y lectores. Por supuesto de ambos géneros. Actos concurridos y llenos de fraternidad. En esta ocasión me encantó lo “espontáneo” y divertido del evento. La moderación de evento estuvo a cargo de Miguel Ángel Vargas, el entrañable  Petete. Gran amigo de juventud, con quien compartí sueños políticos y cárcel en Colombia. Por supuesto que asimismo padecemos hoy la férula del exilio. 
con Petete
En la amena velada también se encontraba Graciela Inés Acosta y el incansable camarada Hernando Franco. Bien pudimos con ellos haber hecho una reunión de célula partidaria y haber declarado la alegría como objetivo supremo de la vida. Sí, porque a veces a uno le quitan todo menos las ganas de reír y compartir con gente querida. A estas alturas de la vida los lazos de hermandad son tan fuertes que ni la más afilada de las dagas los podrá cortar.
Hernando Franco, Angelica Pérez, Jaime Torres.
Una nota desafinada sonó en el concierto de palabras y abrazos, la muerte repentina del compañero Carlos Vidales en Estocolmo. Habíamos quedado vernos en París días antes. Pero la muerte es traicionera y rompe los abrazos del encuentro. Leí un poema en su memoria. El mismo que Carlos, meses antes, me había sugerido que le hiciera un leve cambio.
Carolina en medio de otros dos jóvenes
Muchos de los amigos y amigas que estuvieron en el lanzamiento, el año pasado, de la novela Juego de escorpiones, también se hallaban presentes. 
La hospitalaria Angélica Pérez, la simpática Merceditas, la tierna Carolina, el inquieto Marino, el galán Nicolas Quimbaya y el poeta Jaime Torres. Toda una gama de gente bella complementada con nuevos amig@s.

Jaime Torres lee en voz alta uno de los poemas

Canela, Nicolas y Marino

No podía faltar esa muchachada de la diáspora colombiana que forja futuro por las calles parisinas. Cuánta alegría se siente al verlos escuchando historias de nuestra lejana Colombia o soltando carcajadas por la ironía de algún verso. Mientras haya jóvenes curiosos e interesados por el destino de nuestro pueblo, habrá sueños. 

Cristina Rojas, quien viajó desde Bogotá,
en compañía de otros jóvenes.
Miembros de las revistas Vericuetos y Pluralis, estaban en primera fila dando oídos.  El poemario está dedicado a Olga Cristina Rojas, quien hizo hasta lo imposible por viajar desde Bogotá para no perderse del lanzamiento. 
Myriam Montoya y Víctor Rojas
Indudablemente la estrella de la noche fue la poeta Myriam Montoya. Ah, mujer de gran corazón y belleza eterna. A ella le correspondió hacer la presentación del libro. A mí me encantaron sus palabras que, por supuesto, arrimaron mi ego al ascua. Los dejo con los acertados racionamientos poéticos de esta noble y carismática mujer:
El poemario «Yo te ailoviu mucho» de Víctor Rojas es una promesa lúdica, que como una broma o una adivinanza  incita y nos interroga por aquello que realmente codifica, en tanto que materia poética. «Yo te ailoviu mucho», parece de entrada una dudosa fusión y confusión  de las lenguas. Declaración amorosa en un hispanglish que denota a la vez los límites, las transgresiones y los recursos a los que puede apelar quizá un aprendiz ilegal, un extranjero o un enamorado que quiere a la vez descollar e ingenuamente expresar su sentimiento.
Pero ante todo este título nos ubica en la esfera de lo irrisorio, donde lo trascendente, lo trágico y lo grave pierden todo peso.
El poemario está estructurado en cuatro partes, en ellas se conjugan tópicos diversos, el poeta hace lectura del mundo y de su vida desde una perspectiva muy personal, del mito, del amor, de la historia, del erotismo, la cotidianidad, el viaje, la poesía sin perder de vista el carácter juguetón, irónico o humorístico. La extensión de estas partes es indistinta y en esta presentación sólo haré alusión a los poemas que a mi juicio estructuran y potencian el poemario.
En el inicio, el poema «Bacatá» es un preludio que nos sitúa en el lugar mítico y ancestral del cacicazgo Muisca o Chibcha, del Territorio Sur, cuyo gobernante era el Zipa  y en el parangón de la «herencia de la Conquista», aquella que sume en la ambigüedad identitaria a casi toda Latinoamérica (esa que Octavio Paz interpreta tan acertadamente en su ensayo El Laberinto de la soledad).  «Bacatá» con tan solo unos elementos simbólicos nos propone unos hilos conductores que se soslayarán en varios de los poemas y que se presentarán como amarres o leitmotiv (el perro, el amo, la enramada, la espada).
«Bacatá» actúa y se plantea como el derrotero que marca la historia del poeta, el nacimiento pero también «La Ruptura», nos pone allí mismo un peso en el vientre y nos deja en la boca un gusto agridulce, aquellos de la pérdida y del despojo, aunque tan sólo sean sugeridos y el rumbo del que ha llegado al mundo marcado por un sino malhadado, aquel del exilio, que en el poemario sólo puede ser conjurado por el valor, por la conciencia manifiesta de aquél que se regocija  o se consuela en la expresión irónica y humorística.
«Bacatá» nos lanza de inmediato al poema «Ridiculus Vitae» que es una cascada de imágenes, símiles y metáforas. Aquí el poeta ha puesto de su lado todos sus periplos, los innumerables trabajos y oficios, todos los avatares, todo lo hecho, lo vivido, lo recorrido, que tanto «el destino», «el azar» y «la historia» le han deparado: caminos, fronteras, exilio, experiencias sin cuento, una trayectoria, un cúmulo  que le ha permitido llenar sino las alforjas de su travesía, sí las páginas de toda su creación y producción literaria.
Tanto su ritmo vertiginoso pero escanciado, así que su musicalidad emparentan este poema con los de dos grandes poetas de la lengua castellana y de la literatura colombiana, con León de Greiff en el «El Relato de Sergio Stepanski»  y con Porfirio Barba Jacob, y sus  poemas «Futuro» y «Balada de la loca alegría».
En «Ridiculus Vitae» el poeta con soberana perspicacia y desapego toma distancia de todo aquello que en su vida e historia podría tener un tinte   trágico, subvirtiéndolo al orden de lo «irónico, de lo ridículo, de la burla, del sarcasmo» ¿No es acaso trabajo del poeta liberarnos y de liberarse a sí mismo de todos los fardos, de todo lo aparentemente trascendente? Reconocemos entonces por este intento o estrategia un ejercicio metafísico del poeta, cual es la búsqueda del sentido profundo de « la risa » y de la subsecuente «levedad » que produce, un saludable esfuerzo por interpretar el pasado, salvándolo parcialmente de su carga atávica. Aquello que se puede transformar en ridículo y cómico nos muestra que en últimas, con el trabajo del tiempo y el ojo de la lucidez, todo, puede tornarse en materia relativamente insignificante y que «la ironía» y «el humor»  son un filtro o un lente que desacralizan e incluso le prestan alas a lo más patético.
En la segunda parte Víctor Rojas aborda con los poemas Adiós Bagdad y Tabernáculo, dos temas críticamente sensibles en la actualidad, cual son las  guerras que en los últimos veinte años ha sufrido el pueblo iraquí y el eterno conflicto arabo israelí. En Adiós Bagdad, sinembargo, la ironía nos hace pensar en «lo absurdo», la risa desaparece, en su lugar apretamos las mandíbulas, pues el dolor y la pérdida son invaluables, a lo largo de este poemas asistimos impotentes y a distancia a la destrucción de un tesoro arquitectónico que además de ser patrimonio de la humanidad y «cuna de civilización», es ahora mismo escenario de dolor de una guerra fratricida, fustigada por los intereses de los grandes imperios y por hombres recalcitrantes que en nombre de su dios imponen el terror a sangre y fuego. Aquí aunque la ironía le hace un esguince a lo innombrable y a lo escatológico  de la barbarie, el poema nos lanza sobre todo al recogimiento reflexivo.
Por su parte Tabernáculo, cuyo título una vez más se presenta con toda su carga de polisémica ironía, de una parte el lugar sagrado y religioso de los judíos y de otra ese vocablo al que el poeta apela para  dar rienda suelta a su incredulidad. Es este un poema de gran valor tanto en su factura, en su profundidad  como en su objetivo, aquel de hacer un cuestionamiento edificante y directo al pueblo y al estado de Israel y a eso que ha devenido. Es un rechazo a aceptar que la grandeza, la lucha y los logros del pueblo de Israel los hayan convertido en lo que hoy, sin la más mínima vergüenza muestran ante el mundo: «el demonio exterminador», «el depredador apocalíptico » de sus vecinos, de los territorios árabes, y su particular ensañamiento con el pueblo palestino que en su más reciente operación militar, «Margen protector», exterminó, sin discriminación alguna a más de 2200 palestinos y palestinas durante el verano del 2014.
En los dos últimos capítulos el poeta nos ofrece poemas intimistas y de Amor que ustedes descubrirán en la lectura que tendremos a continuación, donde podemos apreciar de paso, los estrechos lazos que desde siempre Víctor Rojas ha cultivado con la poesía a través de constantes guiños y alusiones a poetas y a sus versos parafraseados, convertidos en materia poética, surgen en estos poemas entre otros, los nombres de su Panteón poético, Antonin Artaud, Strindberg, Whitman, Darío, Porfirio Barba Jacob, y donde sin lugar a dudas el chileno, Pablo Neruda, ocupa un puesto primordial en los poemas «lugar de poetas», y en «Yo te ailoviu mucho», que además lleva el subtítulo de (una sinfonía en Neruda). Llegamos así al poema que da el título al poemario que nos reúne esta noche, donde en vez de la Bacatá, la ancestral, surge ya la capital del país, la ciudad de Bogotá, con todo su tráfago, sus calles, sus barrios, sus pendencias, ciudad que acunó  la niñez, la adolescencia y la juventud del poeta, donde nació también la historia de este amor trunco y entrañable diciéndonos con «Yo te ailoviu mucho», con esta frase de papiamento, su amor, su tiempo y las ganas no tan ingenuas de aprender el inglés, «el idioma de los que se marchan lejos»

Myriam Montoya, noviembre de 2014
Fotos: Graciela Inés Acosta.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Pluralis

La revista Pluralis de París viene anunciando desde hace unos días la presentación del poemario Yo te ailoviu mucho. Acá va el enlace.

http://pluralisrevista.com/2014/11/01/yo-te-ailoviu-mucho-de-victor-rojas/


sábado, 1 de noviembre de 2014

Cambio de fecha

Por motivos ajenos a todas las voluntades, se tuvo que cambiar la fecha de presentación del poemario Yo te ailoviu mucho. En lugar del 10 de noviembre será el 14 a la misma hora.