martes, 6 de mayo de 2014

Los fascistas se han tomado las calles el Primero de Mayo!

El primero de mayo por la tarde, regresé a casa cabizbajo, Me pesaban los zapatos al andar. No era de tanto haber caminado, como solía hacerlo en años anteriores, sumándome a cuanta marcha estaba programada. Desde la multitudinaria de los socialdemócratas hasta la diezmada del Partido Comunista Sueco pasando por la moderada de la izquierda parlamentaria. No, ahora me deslizaba soportando el mayor de los pesimismos. Cualquier conocido que me hubiera visto hubiera sin duda pensado que me dirigía con la misma incertidumbre con que lo hacían los condenados al patíbulo en Suecia hace dos siglos. No era para menos. Los fascistas suecos de todo el reino se habían dado cita para provocar en esta estratégica ciudad. ¡Ya nos son los trabajadores los que salen a marchar, sino los hitlerianos! Si mi abuela viviera, al ver esto hubiera dicho con toda certeza: los pájaros tirándole a las escopetas. Días antes un dirigente local de la izquierda había conminado a sus prosélitos a demostrar en otra ciudad para evitar confrontación con los fascistas. Allá, que cada cual haga su reflexión. Personalmente creo que si este tipo sigue razonando de esta manera, con los años terminará desterrado. Más valiente fue la mayoría de curas de la ciudad que un par de horas antes de que se iniciara la marcha de los nazistas había convocado a una manifestación no política pero que su eslogan rezaba: ¡igualdad y fraternidad!. Algunos jóvenes entusiastas le añadieron la consigna faltante al grito de: ¡Queremos nuestras calles libres de fascistas! A pesar de que esta sagrada convocatoria resultó ser mejor que las que convoca Petro en la Plaza de Bolívar en Bogotá, no pude al final de la jornada dejar de cargar el sinsabor: Los fascistas se han tomado las calles el Primero de Mayo, Eso, de la misma manera que Petro habrá entendido que a la ira de los oligarcas no hay concentración, por más agitada que sea, que la apacigüe. La gangrena corre pata arriba, tanto aquí como allá.
 
Creo que a causa de esta mala experiencia, llevo dos días encerrado en mi apartamento, sin encontrar a nadie, sin conectarme con nada. Y mi teléfono, como siempre, cómplice incondicional de mi pesimismo: No suena. Si hubiera tenido la costumbre de usar bata, me hubiera parecido en lo anacoreta a KLIM, el famoso periodista bogotano que ni él mismo se dio cuenta de su muerte.
Pero hoy desperté del letargo. A la mierda los sinsabores. La vida es así. Y pendejo el que se queda encerrado lamentándose. Encendí la computadora, empecé a actualizarme. Encontré una nota de nostalgia. Se acaba el goce pagano, el barcito ese de la bohemia de nuestros años mozos. Me acuerdo que una vez, para despistar al enemigo, el Comité Central de nuestro pequeñísimo Partido hizo una reunión clandestina en el bullicioso local del Goce Pagano. En medio de boleros y guarachas se decidió que nos sumariamos al Frente por la Unidad del Pueblo y participaríamos en elecciones. No sacamos ni la sombra de un concejal pero nos deleitamos echando discursos veintejulieros por todas partes. Para que no crean que estoy inventando, les dejo el enlace:
Otra nota que leí, por pura chismorrería, (en ese periódico que es una pizca menos indecente que El Tiempo), tenía un tinte de lío de faldas. La candidata del Polo, Clara López, había sido novia del matachín Alvaro Uribe. Lo único que me quedó en claro al terminar de leer la nota es que mis sospechas no eran infundadas. A la izquierda de Colombia se la ha comido la derecha.
Y para rematar, para justificar que esta Vida vale vivirla, el viperino Fernando Vallejo, pisa callos en la Feria del Libro. Acá los dejo con su diatriba.

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