En defensa de las sanguijuelas
En vista de que
en el juicio público contra el mulero sin nombre, a este se le puso el apodo de
sanguijuela ―para poder reconocerlo― quiero dejar sentada mi más sentida protesta
al considerar que, con este deshonroso acto de remoquete, salen mal libradas
las sanguijuelas. Para que no se estigmatice de nuevo a estos animalitos, debo
aclarar lo siguiente:
Una sanguijuela
nunca está sedienta de sangre.
Una sanguijuela
no es asquerosa.
Una sanguijuela
no es resbaladiza.
Una sanguijuela
no es peligrosa.
Una sanguijuela no
es negra como la mano negra.
Una sanguijuela
no le rompe la cara a nadie.
Una sanguijuela
no necesita ser defendida por dos renegados y una verdulera.
Una sanguijuela
no carga al hombro un costal de muertos.
Una sanguijuela
no habla mal el castellano.
Una sanguijuela
no le roba a nadie.
Una sanguijuela
no tiene tres huevos.
Una sanguijuela
no levanta falsos testimonios y mucho menos miente.
Una sanguijuela nunca
sale huyendo como los cobardes.
Víctor Rojas
Jönköping 21 de septiembre de 2014.
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